martes, 27 de octubre de 2015

Carnes rojas, carnes procesadas y cáncer. Algunos datos para entender la información reciente.

Iago López Gálvez
Médico de Familia y Director Asistencial
Centro Médico Pontevedra

Debido a la alarma que ha generado el último dictamen del panel de expertos de la  OMS sobre el consumo de ciertas carnes y el riesgo de cáncer, y la mala interpretación de sus datos por parte de muchos medios generalistas (confundir el nivel de evidencia con el nivel de peligrosidad, etc), les realizamos la siguiente exposición, adaptada desde un artículo de Cancer Resarch UK, que creemos que les ayudará a disipar sus dudas sobre dicho dictamen, así como para clarificar cuál es la mejor actitud a seguir tras el informe. Comencemos con las definiciones, para posteriormente pasar a las preguntas frecuentes:

  1. Concepto de carne roja: Normalmente se consideran carnes rojas aquellas que ofrecen un aspecto rojizo en estado crudo. Vacuno y cordero, pero también la carne de cerdo. Se excluyen específicamente de esta definición la carne de pollo y la de pavo. 
  2. Concepto de carnes procesadas: Carnes sometidas a procesos de conservación distintos del frío: Carnes ahumadas, curadas o salazones. Valgan como ejemplo el bacon, las salchichas o los embutidos.

- Carnes procesadas y cáncer: Nada nuevo bajo el sol. Existen datos estadísticos acumulativos en las últimas décadas que avalan un aumento del riesgo de cáncer, sobre todo de colon (más dudosamente, de estómago y páncreas) en los colectivos con mayor consumo de carnes sometidas a procesos de ahumado, salazón, curación, asado a altas temperaturas, etc. Muchos de ellos asociados a la presencia de nitritos, aunque existen todavía dudas sobre qué sustancias tienen la mayor relación causal.


Grado de solidez de las pruenas en ambas carnes
Fuente: Cancer Resarch UK



- La carne procesada es tan cancerígena como el tabaco o el plutonio: Falso. Las evidencias que tiene la OMS sobre las carnes procesadas, tienen tanta solidez como las que tienen sobre el tabaco, algo que los medios de comunicación han malinterpretado. No es lo mismo estar igual de seguros sobre la peligrosidad de dos cosas, que considerar que ambas son igual de peligrosas. El siguiente gráfico puede serles de utilidad, comparativamente, para entender las diferencias de salubridad entre el consumo de estas carnes y el del tabaco.


Comparativa de riesgo entre tabaco y carnes
Fuente: Cancer Resarch UK


- ¿Debo suspender por completo el consumo de carne? No necesariamente. El consumo de cantidades pequeñas o moderadas de las carnes mencionadas, no se ha asociado a un riesgo aumentado de cáncer de colon.

- Llevo toda la vida tomando carnes rojas y embutidos ¿voy a desarrollar cáncer? No necesariamente. El consumo de estos alimentos se asocia a un aumento estadístico del riesgo de cáncer de colon, pero no obliga a padecerlo. Por otra parte, nunca debemos infravalorar que el consumo elevado de grasas saturadas propio de una dieta así, tiene impacto en el riesgo cardiovascular, y las enfermedades cardiovasculares suponen una amenaza cuantitativa mayor. Si tiene una dieta con gran abundancia de este tipo de alimentos, le convendría moderarlo por ambos motivos: El cáncer colorrectal y la patología coronaria y cerebrovascular son razones muy sólidas para defender la moderación en el consumo. Este gráfico le ayuda a hacerse una idea de cómo reducir el consumo de estas carnes: 

Una forma de adaptar la dieta. Muchos españoles cumplen a priori
Fuente: Cancer Resarch UK


- ¿Cuánto aumenta el riesgo? Según el estudio mencionado y publicado en el Lancet, las personas con dietas ricas en estos alimentos tenían un riesgo relativo de un 17% más con respecto a los que tenían una dieta baja o nula en este tipo de carnes. Si combinamos este riesgo relativo con las estadísticas de cáncer, para conocer el riesgo real, los datos que arrojan son los siguientes:

  • En un grupo poblacional, como por ejemplo en publicado en Reino Unido, en el grupo de la población general, 61 de cada 1000 personas de ese país van a desarrollar cáncer de colon en algún momento de su vida. Esto implica que aquellos con una dieta pobre en carnes procesadas tendrán un riesgo de cáncer de colon de 56 personas de cada 1000. Por el contrario, aquellos con una dieta rica en dichas carnes, tendría un riesgo de 66 de cada 1000 (56 más un 17%). Es decir, 944 no consumidores versus 934 consumidores habituales de carne no tendrán cáncer de colon de todos modos.

En resumidas cuentas, las conclusiones indican que un consumo elevado de carnes procesadas se asocian claramente con un riesgo aumentado de cáncer de colon, y aunque no con tanta solidez, parece que las carnes rojas también. No obstante, un porcentaje elevado de la población adulta española no presenta ese consumo elevado de carnes. Y aquellos que sí lo presentan, deberían plantearse una reducción del consumo, pero ya no sólo por el cáncer, sino por prevención cardiovascular (no olvidemos que existe mucha mayor mortalidad en este país por las enfermedades cardiovasculares que por el cáncer de colon).