En este artículo de nuestra dermatólogo pueden conocer algunas claves que le pueden ayudar a detectar y/o prevenir la aparición de un melanoma cutáneo.
Dra. Ángeles Flórez Menéndez
Dra. Ángeles Flórez Menéndez
Doctor en Medicina y Cirugía.
Médico especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología.
¿Qué es el melanoma cutáneo?
El
melanoma cutáneo, o “lunar malo”, es un tumor maligno que se origina a
partir de los melanocitos, que son las células que dan color a la piel.
¿Por qué es importante el melanoma?
El
melanoma cutáneo ha incrementado su incidencia en las últimas décadas
en todas las poblaciones caucásicas (personas de piel clara) a pesar de
todos nuestros esfuerzos por mejorar la prevención primaria. De hecho,
se trata del cáncer que experimenta un mayor incremento en los
registros, junto con el cáncer de pulmón en la mujer. A modo de ejemplo
baste con reseñar que el riesgo vital de desarrollar melanoma en Estados
Unidos estuvo cuantificado en 2009 en 1 en 30 (es decir, uno de cada
treinta estadounidenses desarrollará un melanoma a lo largo de su vida),
y durante ese mismo año fallecieron por esta causa 8650 personas en
dicho país.
El
melanoma cutáneo es un tumor potencialmente muy agresivo con un impacto
importante en “años de vida perdidos” al afectar a adultos jóvenes y
personas de edad media. Su pronóstico a día de hoy sigue fundamentándose
en un diagnóstico precoz, ya que la intervención quirúrgica de la
lesión en estadios localizados es la única terapéutica que se realiza
con intención curativa. Por ello, en los últimos años se ha intentado
por diversas vías una mayor eficiencia en el diagnóstico precoz del
melanoma: campañas masivas de examen, formación al personal sanitario,
el uso de nuevas técnicas destinadas a alcanzar mayor seguridad
diagnóstica y la concienciación sobre los factores de riesgo.
¿Cuáles son los factores que incrementan el riesgo de padecer un melanoma?
En
cuanto a dichos grupos de riesgo, los más importantes reconocidos
actualmente son: tener antecedentes familiares y/o personales de
melanoma, haber padecido quemaduras solares importantes en la infancia o
adolescencia, ser de piel clara, tener el pelo rubio o pelirrojo y los
ojos azules, ser incapaz para broncearse y tener tendencia a desarrollar
pecas con la exposición solar, tener más de 50 lunares o lunares que
presentan características clínicas peculiares o están ya en vías de
transformación (que cambian de aspecto) y estar inmunodeprimido por otra
patología previa o por ciertos fármacos.
Está
claro que las causas y desarrollo del melanoma cutáneo son complejas,
multifactoriales y sólo parcialmente conocidas. Por otra parte, existen
varios tipos de melanoma con diferencias importantes entre ellos tanto
en la presentación clínica, como en los factores de riesgo y el
pronóstico. En definitiva, a día de hoy, y en espera de avanzar en
nuestros conocimientos sobre la genética del tumor y el desarrollo de
nuevas terapias, sólo existen dos grandes factores de riesgo sobre los
que podemos actuar: la exposición a la luz del sol y el control de los
lunares para diagnóstico precoz.
¿Por qué es importante la fotoprotección y cómo debe realizarse?
En
cuanto al primer punto, siempre recordando que las causas del melanoma
son múltiples y mal conocidas, parece haber evidencia científica
creciente procedente de estudios epidemiológicos que indica que la
inadecuada exposición a la radiación solar jugaría un papel muy
importante en el desarrollo de algunos tipos de melanoma. En este
sentido, el patrón de exposición solar parece importante, siendo la
exposición aguda intermitente (las quemaduras solares), en individuos
genéticamente predispuestos, la que parece ser más cancerígena y tener
más riesgo de desarrollar melanoma en el futuro. Otro punto muy
importante es la edad, ya que varios estudios realizados en inmigrantes a
países con niveles más elevados de radiación solar han demostrado que
son los más jóvenes los que tienen más riesgo de desarrollar melanoma en
comparación con los inmigrantes adultos, todo ello por supuesto
ajustado por factores de riesgo. De todo lo anterior se deduce la
importancia de educar a la población general en la aplicación de unas
medidas generales de fotoprotección, que se detallan a continuación:
1. Aplíquese el fotoprotector antes de salir de casa y renuévelo con frecuencia.
2. Expóngase progresivamente al sol.
3. Evite la exposición entre las 12h y las 17h.
4. Evite las sesiones de bronceado en cabinas de rayos UVA.
5. No exponga a los menores de 2 años a la radiación solar.
6. Sea especialmente cuidadoso con la fotoprotección en la infancia, combinando los filtros con el uso de ropa, siempre seca y opaca (la ropa húmeda tiene una capacidad menor de filtro).
7.
Séquese bien después de cada baño para evitar el “efecto lupa”
(producido por las gotas de agua) que disminuye la eficacia del
fotoprotector.
8.
Recuerde que la fotoprotección debe realizarse siempre que haga
actividades al aire libre, y no solamente en la playa o la piscina.
9. Utilice gorra o sombrero.
10.Utilice gafas de sol con cristales homologados para UVA y UVB.
11.Tenga especial cuidado con las superficies reflectoras: arena, agua y nieve.
12.Consulte a su dermatólogo, quien le recomendará cual es el mejor fotoprotector para usted.
¿Por qué son importantes los lunares y cómo deben vigilarse?
El
segundo factor de riesgo sobre el que podemos incidir es el control de
lunares. El melanoma cutáneo puede aparecer sobre piel normal o sobre un
lunar previo que se considera su precursor. La frecuencia con la que
esto ocurre no es exactamente conocida ya que los datos publicados son
variables en función de las series. En un artículo recientemente
publicado por nuestro grupo se estima dicha frecuencia hasta en el 50%
de los casos. Es por ello que la vigilancia de las lesiones pigmentadas
es crucial y siempre se deben tener en cuenta los siguientes puntos
básicos:
1. Crecimiento activo de la lesión.
2. Cambio en la forma de la lesión, con pérdida de la simetría de la misma.
3. Cambios en el color de la lesión, con pérdida del patrón de pigmentación monocolor (heterocromía).
4. Si el diámetro mayor es igual o superior a 7 mm.
5. Signos inflamatorios (enrojecimiento, picor, dolor).
6. Sangrado.
En general, todo este punto se puede resumir diciendo que cualquier lunar que cambia o tiene un aspecto diferente a los demás (signo del patito feo) debe ser consultado por un especialista.