jueves, 30 de agosto de 2012

Melanoma, Nevus Nevocelulares (Lunares) y Fotoprotección

En este artículo de nuestra dermatólogo pueden conocer algunas claves que le pueden ayudar a detectar y/o prevenir la aparición de un melanoma cutáneo.


Dra. Ángeles Flórez Menéndez
Doctor en Medicina y Cirugía.
Médico especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología.


¿Qué es el melanoma cutáneo? 
El melanoma cutáneo, o “lunar malo”, es un tumor maligno que se origina a partir de los melanocitos, que son las células que dan color a la piel.

¿Por qué es importante el melanoma?
El melanoma cutáneo ha incrementado su incidencia en las últimas décadas en todas las poblaciones caucásicas (personas de piel clara) a pesar de todos nuestros esfuerzos por mejorar la prevención primaria. De hecho, se trata del cáncer que experimenta un mayor incremento en los registros, junto con el cáncer de pulmón en la mujer. A modo de ejemplo baste con reseñar que el riesgo vital de desarrollar melanoma en Estados Unidos estuvo cuantificado en 2009 en 1 en 30 (es decir, uno de cada treinta estadounidenses desarrollará un melanoma a lo largo de su vida), y durante ese mismo año fallecieron por esta causa 8650 personas en dicho país.
El melanoma cutáneo es un tumor potencialmente muy agresivo con un impacto importante en “años de vida perdidos” al afectar a adultos jóvenes y personas de edad media. Su pronóstico a día de hoy sigue fundamentándose en un diagnóstico precoz, ya que la intervención quirúrgica de la lesión en estadios localizados es la única terapéutica que se realiza con intención curativa. Por ello, en los últimos años se ha intentado por diversas vías una mayor eficiencia en el diagnóstico precoz del melanoma: campañas masivas de examen, formación al personal sanitario, el uso de nuevas técnicas destinadas a alcanzar mayor seguridad diagnóstica y la concienciación sobre los factores de riesgo.
¿Cuáles son los factores que incrementan el riesgo de padecer un melanoma?
En cuanto a dichos grupos de riesgo, los más importantes reconocidos actualmente son: tener antecedentes familiares y/o personales de melanoma, haber padecido quemaduras solares importantes en la infancia o adolescencia, ser de piel clara, tener el pelo rubio o pelirrojo y los ojos azules, ser incapaz para broncearse y tener tendencia a desarrollar pecas con la exposición solar, tener más de 50 lunares o lunares que presentan características clínicas peculiares o están ya en vías de transformación (que cambian de aspecto) y estar inmunodeprimido por otra patología previa o por ciertos fármacos.
Está claro que las causas y desarrollo del melanoma cutáneo son complejas, multifactoriales y sólo parcialmente conocidas. Por otra parte, existen varios tipos de melanoma con diferencias importantes entre ellos tanto en la presentación clínica, como en los factores de riesgo y el pronóstico. En definitiva, a día de hoy, y en espera de avanzar en nuestros conocimientos sobre la genética del tumor y el desarrollo de nuevas terapias, sólo existen dos grandes factores de riesgo sobre los que podemos actuar: la exposición a la luz del sol y el control de los lunares para diagnóstico precoz.

¿Por qué es importante la fotoprotección y cómo debe realizarse?
En cuanto al primer punto, siempre recordando que las causas del melanoma son múltiples y mal conocidas, parece haber evidencia científica creciente procedente de estudios epidemiológicos que indica que la inadecuada exposición a la radiación solar jugaría un papel muy importante en el desarrollo de algunos tipos de melanoma. En este sentido, el patrón de exposición solar parece importante, siendo la exposición aguda intermitente (las quemaduras solares), en individuos genéticamente predispuestos, la que parece ser más cancerígena y tener más riesgo de desarrollar melanoma en el futuro. Otro punto muy importante es la edad, ya que varios estudios realizados en inmigrantes a países con niveles más elevados de radiación solar han demostrado que son los más jóvenes los que tienen más riesgo de desarrollar melanoma en comparación con los inmigrantes adultos, todo ello por supuesto ajustado por factores de riesgo. De todo lo anterior se deduce la importancia de educar a la población general en la aplicación de unas medidas generales de fotoprotección, que se detallan a continuación:
1. Aplíquese el fotoprotector antes de salir de casa y renuévelo con frecuencia.
2. Expóngase progresivamente al sol.
3. Evite la exposición entre las 12h y las 17h.
4. Evite las sesiones de bronceado en cabinas de rayos UVA.
5. No exponga a los menores de 2 años a la radiación solar.
6. Sea especialmente cuidadoso con la fotoprotección en la infancia, combinando los filtros con el uso de ropa, siempre seca y opaca (la ropa húmeda tiene una capacidad menor de filtro).
7. Séquese bien después de cada baño para evitar el “efecto lupa” (producido por las gotas de agua) que disminuye la eficacia del fotoprotector.
8. Recuerde que la fotoprotección debe realizarse siempre que haga actividades al aire libre, y no solamente en la playa o la piscina.
9. Utilice gorra o sombrero.
10.Utilice gafas de sol con cristales homologados para UVA y UVB.
11.Tenga especial cuidado con las superficies reflectoras: arena, agua y nieve.
12.Consulte a su dermatólogo, quien le recomendará cual es el mejor fotoprotector para usted.

¿Por qué son importantes los lunares y cómo deben vigilarse?
El segundo factor de riesgo sobre el que podemos incidir es el control de lunares. El melanoma cutáneo puede aparecer sobre piel normal o sobre un lunar previo que se considera su precursor. La frecuencia con la que esto ocurre no es exactamente conocida ya que los datos publicados son variables en función de las series. En un artículo recientemente publicado por nuestro grupo se estima dicha frecuencia hasta en el 50% de los casos. Es por ello que la vigilancia de las lesiones pigmentadas es crucial y siempre se deben tener en cuenta los siguientes puntos básicos:
1. Crecimiento activo de la lesión.
2. Cambio en la forma de la lesión, con pérdida de la simetría de la misma.
3. Cambios en el color de la lesión, con pérdida del patrón de pigmentación monocolor (heterocromía).
4. Si el diámetro mayor es igual o superior a 7 mm.
5. Signos inflamatorios (enrojecimiento, picor, dolor).
6. Sangrado.

   En general, todo este punto se puede resumir diciendo que cualquier lunar que cambia o tiene un aspecto diferente a los demás (signo del patito feo) debe ser consultado por un especialista.